Entre los recuerdos que dejó para muchos el recien concluido Congreso de la Unión de Escritores y Artístas de Cuba (UNEAC) la intervención de Carlos Lage toma prominencia al aceptar durante la misma que se distancia del pesimismo de unos pocos —dos o tres, por suerte—; y se identifica con el optimismo de muchos, la inmensa mayoría.
En su intervención Lage hablo sobre la impaciencia de todos y aseguró que le alienta la fe de muchos, la inmensa mayoría, o todos. Aseguró no estar de acuerdo con los que planteaban que que bajos precios y altos ingresos son fruto de decisiones burocráticas y no de lo posible. "Nada puede entenderse ni nada puede criticarse con la crudeza necesaria si olvidamos nuestro pasado reciente, si olvidamos de dónde venimos", dijo, "Venimos de la ausencia dramática de alimentos y medicamentos, de calles desoladas, de noches oscuras, de doble moneda, que es como doble bandera, con la atenuante de que ambas son nuestras. Venimos, y en alguna medida aún estamos, en un período histórico de casi dos décadas en que nos propusimos sostener un ideal de justicia que ya no era posible defender. Y lo logramos, para asombro de todos y de nosotros mismos. ¿Por qué? Porque creemos en lo que defendemos. Porque no tememos. Porque hemos tenido a Fidel."
Aseguró, además, estar convencido de que la Revolución tiene más fuerza que nunca para encontrar respuestas a las preguntas y solución a los problemas; incluso, a las preguntas y los problemas que brotan de las fecundas y lúcidas mentes de los delegados al Congreso de la UNEAC.
"Me siento", dijo, "más orgulloso que nunca de los escritores y artistas de Cuba."
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