martes, 18 de agosto de 2009
Ya la quería sin conocerla
Por Roberto Paz
Ya la quería sin conocerla. Se me fue metiendo en el alma desde mi más tierna infancia. Estaba en mi pensamiento, la admiraba a la distancia, inocente y candoroso.
Siempre que podía miraba su figura, su silueta, su contorno me fascinaba. Sólo después de muchos años y en mi adultez tuve la oportunidad de acercarme a ella; de conocerla profunda e íntimamente, de acariciar su geografía tantas veces soñada.
Yo, grande y conciente; ella, hermosa, digna, madura y cálida. El mar caribe jugaba a sus plantas y se me presentaba con su calidez y humedad, altiva y espléndida, dulce y ardiente.
Era mucho más de lo que la había imaginado, lentamente me envolvió y me acogió en sus brazos, solidarios y amables, nos confundimos entre ron y tabaco, vivaz, amena, suave y exuberante. Fuerte, tremendamente fuerte.
Duró poco esta cercanía física, hoy sólo tengo recuerdos, y eternamente está en mi corazón y mi pensamiento, como una novia que deja con el tiempo clavado su aroma, su visión y sus misterios.
Por que como dijo Neruda, es tan corto el amor y tan largo el olvido, por eso y por tantas otras cosas más; nunca te olvidaré, siempre estarás conmigo, mi amada Cuba.
Roberto Paz.
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