Por: Elena Iglesias Cuesta (elena@rcoco.icrt.cu)
En La Habana, la vida es más rica de lo que cualquiera puede imaginar y está matizada de historias que como esta, pueden ser más o menos comunes, pero todas igual de interesantes, atractivas o conmovedoras.
Esta es la de un niño, que como tantos otros, tuvo la suerte de nacer en Cuba, donde todos los pequeñines tienen el derecho a vivir.
Comenzó cuando un eco fetal practicado a las 27 semanas de embarazo le
diagnosticara a la joven mamá Yamisley,
que el niño padecía una cardiopatía congénita.
“…a los seis meses
y medio de gestación descubrieron que mi bebé era un cardiópata, me decían que
venía con una transposición de los grandes vasos y que no se observaba la
crucecita del corazón”
Proporcionarles
a nuestros niños seguridad y bienestar, lidera cada acción y cada programa
establecido y subsidiado por la revolución, pues ellos son nuestro mayor
tesoro, de ahí que el seguimiento
del embarazo a través del Programa Materno Infantil, hizo que este llegara a su
feliz término y viera la luz Osdanis,
Luego del nacimiento, la práctica de un nuevo eco fetal, ratificó las
sospechas médicas, el bebé padecía de una anomalía en su pequeño corazoncito y con
solo ocho meses comienza a sentir los
fuertes embates de la enfermedad.
“… el niño padecía
fuertes crisis de hipoxia, se descompensaba mucho, se ponía cianótico completo,
quedaba desmayadito, sudaba frío, las uñas se les ponían negras y chillaba
mucho”
Momentos difíciles vivió la pareja de Osdamis y Yamisley, quienes
llegaron al Cardiocentro Pediátrico William
Soler de Altahabana con el pequeño Osdanis en los brazos casi sin vida, según
afirma su propia mamá.
“… llegamos al
cardiocentro con nuestro bebé casi sin vida, ya nos estaban esperando… él
comenzó a hacer crisis a repetición y lo llevaron a terapia intensiva, el niño
estaba muy mal, muy descompensado estaba grave y los médicos nos dijeron que
había que operar de inmediato, porque mi bebé ya no tenía oxígeno”
“… teníamos dos
caminos, operar o esperar un desenlace que podría ser fatal,…, nosotros
teníamos confianza en los médicos, ellos son los especialistas y saben lo que
hacen,…entonces decidieron llevarlo urgente al salón, comenzaron la operación a
las 11:30 de la mañana y duró cerca de cuatro horas”
La pericia y el desempeño del
colectivo médico en el Cardiocentro, devolvió la vida al hermoso Osdanis, un
niño cuyo final podría ser diferente de no haber nacido en Cuba.
El duro proceso ya casi forma parte de la historia y es entonces cuando
la joven doctora Dunia Benítez Ramos, jefa de la sala de hospitalización del William,
quien integra el equipo que practicó la cirugía, cuenta con gran exactitud y elocuencia los
motivos de la crisis del niño-
“…se trata de un
paciente de ocho meses de edad con un diagnóstico prenatal de TGA, es decir
Transposición de Grandes Vasos, lo cual posteriormente se confirmó como una
Tetralogía de FALO”
“…evolutivamente es un niño que ha cursado con cianosis y fuertes crisis
de hipoxia, producidas porque las
características de esa cardiopatía provoca un engrosamiento a la salida de la
arteria pulmonar que irriga de sangre este órgano y sufre espasmos que se
traducen en esas crisis comprometiendo la vida del niño”
Con lágrimas en los ojos y las palabras entrecortadas, Yamisley, la mamá
de Osdanis, expresa su agradecimiento por tanto empeño y entrega a una labor
que solo con amor y altruismo alcanza su mayor éxito.
“…entramos, pero no
sabíamos cuando y cómo íbamos a salir:; pero nos hemos sentido bien, tenemos
buen trato, buenas condiciones”
“…las doctoras, los
médicos, las enfermeras muy buenas, muy cariñosas, muy preocupadas. Los
custodios también, ¿cómo está el bebé?, ¿cómo salió, cómo se siente?
:”Muy bien, en realidad
todo ha sido perfecto” “…y ya cuando vi a mi bebé que todo salió bien y estaba
en recuperación todo fue alegría y ya cuando me lo entregaron hoy eso fue,
vaya…”
Nuestro reconocimiento a la labor diaria del colectivo del Cardiocentro
Pediátrico William Soler de la localidad habanera de Altahabana, donde más de 400 trabajadores, se entregan
cada día a su quehacer, para que niños como
Osdanis de Jesús y otros tantos que padecen cardiopatías congénitas,
disfruten en Cuba del Derecho a vivir.
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