El fenómeno de la migración[1] es un hecho tan viejo como la historia misma, y no hay país, pueblo o región donde no se exprese en mayor o menor escala. En todas las épocas y en todos los regímenes sociales, en todas las maneras imaginables y por las más disímiles causas han tenido lugar emigraciones.
Los últimos 50 años han sido testigos de un incremento inusitado de este fenómeno a escala internacional, y de un auge, sin precedentes, de su importancia tanto a nivel mundial como de regiones y países.[2]
Hasta mediados del pasado siglo, la migración neta procedía de las regiones desarrolladas del norte hacia las no desarrolladas o en desarrollo del sur.
A partir de entonces y con un marcado acento en el último decenio, cambia el sentido de esta corriente, que ahora se da desde los países periféricos hacia los denominados países centro, lo cual tiene una directa relación con la crisis que en términos ecológicos y demográficos, económicos y políticos presenta el mundo, de consecuencias bien diferenciadas para unos países u otros; es decir, para los desarrollados y para aquellos que no se clasifican como tales.
Las tendencias de la migración mundial, el tratar de explicar los factores que implican su causa y su efecto, así como los vínculos de los procesos de su mundialización actual, son temas que ocupan cada vez mas espacio en el debate económico, social, cultural y político de nuestros días.
Como resultado de esto, las investigaciones más recientes dan cuenta de algunos de los rasgos distintivos de los flujos migratorios actuales, influidos por el proceso de globalización y las peculiaridades que este toma con los problemas del empleo, la pobreza y la vulnerabilidad social; y también se destacan estudios relacionados con la clasificación de los migrantes según las causas que provoca la salida de sus países.
Entre ellos se clasifican los migrantes económicos, temporales o definitivos, trabajadores calificados, indocumentados, refugiados de guerra, desplazados, exiliados políticos e incluso migrantes ambientales; y se impone, además, como otra característica la feminización de la migración.
Pero sean cuales sean las fuerzas que determinan dichos flujos migratorios, las consecuencias de la migración son complejas y variadas al convertirse en un fenómeno con una repercusión desmesurada, tanto en el país de origen como en el de acogida, así como en las comunidades y personas involucradas directamente en él; el migrante[3] y su familia.
Los desplazamientos territoriales del hombre han sido parte de su propia historia, agudizados en determinados períodos, atenuados en otros y condicionados por diferentes factores de naturaleza ambiental, demográfica, económica, cultural, religiosa y sociopolítica.
Así, la formación de naciones, estados e imperios, de una parte y las guerras de otra, han dado lugar a migraciones tanto voluntarias como forzadas.
Hoy, todas las regiones del mundo y la mayoría de los estados son, o bien países de inmigración o países de emigración y en algunos casos ambos[4].
Para solo poner un ejemplo de la manera en que este hecho se ha expandido en el mundo, llegando a considerarse por los estudiosos como un fenómeno global desde el pasado siglo, según el informe sobre el estado de la población mundial de 1999, entre los años 1965 y 1990 el número de migrantes internacionales aumento de 75 millones ha 120 millones, y ese aumento tuvo el mismo ritmo que el crecimiento de la población.
Teniendo en cuenta este análisis y los datos revisados se podría concluir que en el 1990 los migrantes internacionales representaban el 4,5 % de la población de los países en desarrollo.[5]
Ya para el año 2000 se reportó que alrededor de 175 millones de personas residían fuera de su país de origen, lo que equivalía en aquel momento aproximadamente al 3% de la población mundial[6] y actualmente el 60% de los migrantes mundiales reside en las regiones más desarrolladas y, el 40% en las regiones menos desarrolladas.
En especial las décadas de los años 80 y 90 se caracterizaron por el aumento de los flujos de migrantes procedentes de países menos desarrollados a países más desarrollados, a pesar de las políticas restrictivas de estos últimos en aras de limitar este tipo de inmigración, siendo los Estados Unidos de América uno de los mayores receptores de migrantes, fundamentalmente ilegales.
Por todo esto la inmigración se ha convertido en un asunto de mucha importancia, como asegurábamos anteriormente, para un grupo creciente de países, pues definitivamente las características internacionales de este fenómeno han cambiado haciéndose cada vez más clandestina.
Consideramos saludable en estas reflexiones iniciales no dejar se insistir en el hecho de que el análisis de la transferencia de poblaciones, no puede reducirse a una simple lógica económica, sino que comporta otras dimensiones como la cultura y la política entre tantas otras.
Como parte de la introducción de este trabajo, nos gustaría ir precisando, algunos conceptos que se trataran a lo largo de este estudio, especialmente el término de migración.
Según algunos autores no existe una teoría única de la migración internacional, aunque la mayoría la considera “como el desplazamiento definitivo de individuos con cambio de residencia”[7]. De manera que, el término migración, ha sido más bien aplicado a los traslados de personas de una “zona definitoria de migración” a otra, o a una “distancia mínima especificada” que implica un “cambio de residencia habitual” dentro las fronteras nacionales o entre naciones.
Pero la migración como concepto y como variable susceptible a medición está referida a una parte de universo de desplazamientos constantes, que toda la población realiza hacia y desde distintas áreas geográficas, con la finalidad de desarrollar actividades tanto económicas como educacionales, culturales, sociales, etcétera.
No existe homogeneidad conceptual ni metodológica en el tratamiento de la migración[8] que suele ser definida como el hecho de cruzar los límites o línea divisoria de alguna geografía definida, unidad política o administrativa, durante un determinado período mínimo de tiempo.
La migración es así un fenómeno que se produce entre dos áreas, una el área de origen o punto de salida del migrante, y otra, el área de destino o lugar de llegada del migrante. “La migración internacional es un proceso de profunda raíces históricas, que forma parte consustancial de la evolución de la humanidad”.[9]
Claro está que para este trabajo nos interesa fundamentalmente la migración internacional[10] que implica cruzar las fronteras que separan a uno de los estados del mundo de otro[11].
Explica Antonio Aja en uno de sus trabajos que parte esta investigación que “el nuevo orden o desorden internacional, ha encendido la alarma de las migraciones, entre los principales temas de las relaciones políticas y de las relaciones internacionales de nuestros días. Desde diferentes sectores sociales y de la opinión pública se reclama de los gobiernos respuestas políticas más efectivas frente al acontecimiento migratorio. Cabe preguntarse hasta qué punto el problema tiene la dimensión que muestra la percepción generalizada, en qué medida las políticas que se proponen constituyen respuestas adecuadas y si su sobredimensionamiento, en unión de la aplicación de políticas erradas, no realistas, contribuyen a transformar el tema de las migraciones en fuente de nuevos conflictos sociales e internacionales”.[12]
Continúa Aja en el trabajo antes mencionado afirmando que “el siglo XXI se inicia matizado por la tendencia de los vínculos globales a abarcar todas las áreas geográficas y todos los grupos humanos, y a establecer diferencias entre estos grupos: algunos se convierten en miembros de pleno derecho en el nuevo orden global, mientras otros (la mayoría) quedan marginados”; y confirma en su estudio que es “este uno de los temas principales de todas las contradicciones provocadas por el sistema capitalista a escala universal”. [13]
Al hablar de cómo se manifiesta este tema en Cuba[xiv] nos damos cuenta que en la isla el fenómeno se ha comportado históricamente de manera similar; su condición de país pequeño y subdesarrollado, cercano a una gran potencia históricamente forjada por las corrientes migratorias, hizo que desde hace más de un siglo fueran los Estados Unidos el destino principal de nuestra emigración.
Desde el surgimiento de nuestra nacionalidad y el inicio de las guerras de independencia el exilio fue parte inseparable en la vida de muchos de los luchadores cubanos por la libertad y de artistas que han promocionado y representado la cultura cubana hasta nuestros días, ejemplos de ello lo fueron y son Heredia, la Avellaneda, Pablo Lafargue, Wilfredo Lam, Carpentier, y tantos más emigrados de todos los tiempos.
Es sorprendente que ya en 1780 se registraran es Estado Unidos 12 000 inmigrantes cubanos, en 1890 20 000, en 1910 la cifra llegaba a los 40 000 inmigrantes cubanos. Entre 1930 y 1950, emigran 33 145 personas a Estados Unidos y entre 1950 y 1958 emigran 50 950 personas[xv].
No es de extrañar que estas cifras fueran aumentando debido a que EE. UU. se iba convirtiendo al paso del tiempo en la “tierra de la promisión”, en Cuba se acrecentaban las luchas por la independencia, y ya en los últimos años de la etapa a la que nos estamos refiriendo salían de la isla, con la misma frecuencia, los que eran perseguidos por la dictadura, como aquellos que veían avecinarse cambios que no estaban acordes a sus intereses políticos y económicos.
Después del triunfo revolucionario de 1959 con el inicio de una política migratoria especial por parte del imperialismo Norte Americano hacia Cuba, destinada a drenar el país del capital humano que tanto necesitaba, se han sucedido una serie de oleadas migratorias que han sido bien estudiadas por especialistas en el tema; en este momento se transforman la naturaleza, el volumen y los matices del flujo migratorio[xvi] cubano.
Como resultado de las mismas ya en 1959, emigran hacia Estados Unidos: 74 mil cubanos vinculados fundamentalmente con el gobierno de Fulgencio Batista, además de burgueses, latifundistas, profesionales, entre otros (sin que medie trámite migratorio alguno), esta emigración tuvo características muy particulares, en cuanto a la relación hostil y agresiva actitud que desde el primer día mantuvo contra la Revolución cubana.
“Esta oleada se dirigió fundamentalmente a este país, y modificó sustancialmente la composición, aspiraciones, objetivos y conducta política tradicional de la mayor parte de los cubanos de entonces. Una parte de aquellos primeros emigrantes subordinó de inmediato su actuación a los objetivos políticos de Estados Unidos de destruirnos.”[xvii]
“Entre 1959 y 1960: 150 000 personas (muchas de ellas en forma clandestina) salieron del país. Fueron sacados sin sus padres a través del Programa Peter Pan entre 1961-1962: alrededor de 14 000 niños”.[xviii]
“Entre 1965-1973 emigran hacia EE. UU. más de 250 000 personas lo que se considera la mayor oleada migratoria”[xix]; y ya en 1990 aparecían registrados 1 043 932 personas en el censo de población y vivienda de ese país y en el 2000 la cifra ascendía a 1 241 685 personas. “Los cubanos representan el 0,4 % de la población de los Estados Unidos y el 4,0 % de los hispanos radicados en ese territorio”.[xx]
En esta referencia numéricas no queremos obviar la cantidad de cubanos que emigran entre 1959 y 1999 hacia otros lugares del Mundo, que fue de un total de 1 079 000 personas de ellos residen en América Latina (Venezuela, México, Puerto Rico, República Dominicana, Costa Rica, Nicaragua, Argentina y Chile) unos 130. 000 cubanos; en Europa (principalmente España, Italia y Alemania) alrededor de 37.000 cubanos; y en el resto del mundo, como, por ejemplo, Canadá y en algunos de los antiguos países de Europa del Este, como Rusia: más de 1.000 cubanos.
Como resultado de lo antes expuesto existía en el 2002 un total de la población cubana asentada en el exterior de más de 1 400 000 personas, y de ellos han emigrado hacia distintos países en los últimos cuarenta años: cerca de 900.000 personas.[xxi]
Recientemente se ha logrado caracterizar socio psicológicamente un tipo de emigración diferente, que puede retornar, por salir del país con permiso de residencia en el exterior, que se otorga principalmente a aquellas personas que contraen matrimonio con extranjeros, por lo que presenta algunos rasgos que la diferencian de la que emigra definitivamente.
Sus rasgos las definen como femenina, con un rango de entre 20 y 40 años de edad, la mayoría desocupada en el momento de emigrar, pero con niveles medios y altos educacionales, y que provienen de los principales centros urbanos del país, que declararon motivaciones para vivir fuera del país económicos, familiares y profesionales y que emigran con destino a España, Italia y Alemania, países donde viven sus cónyuges.
A pesar de que los datos anteriores no llegan hasta los años más actuales, debido a que no siempre es posible acceder a esa información, puesto que es considerada por los organismos relacionados con el tema como información clasificada, los números hablan por si solos.
La vida no es monolítica e implica diversidad y pluralidad, y sería erróneo y radical apegarse a la idea que existe acerca de que todos los emigrados cubanos tienen el mismo pensamiento ideológico rígido respecto al país que los vio nacer.
No pocas investigaciones trasladan con frecuencia esa imagen de los cubanos que viven en el extranjero, en particular en Estados Unidos, y eso las hace parecer poco objetivas y nunca del todo imparciales, detrás de ellas hay una finalidad e intencionalidad política.
Ejemplo de ello puede serlo la ciudad de Miami y el sur de la Florida, autodefinida por la propia ultraderecha radicada allí como la “capital del exilio cubano”, los estudios, a que nos referíamos en el párrafo anterior y los medios de comunicación han contribuido también a crear esa visión adulterada de los cubanos en esa ciudad pero, luego de nuestras investigaciones hemos podido comprobar, que nunca fue exactamente así.
Siempre hubo (en Miami) gente que defendió a Cuba, incluso a la Revolución triunfante en 1959 y es esa una de las ideas que motivó el inicio del diálogo. Tampoco se pueden olvidar que hay mártires en la comunidad cubana, personas que fueron asesinadas, agredidas y amenazadas por mantener sus vínculos con la isla.
Claro está que los medios de comunicación, son un bloque que ha ayudado a generalizar esta imagen como portada de presentación de la emigración cubana.
Tal apreciación la dan aquellos que tienen el privilegio de ser portavoces de quienes dominan los principales canales de televisión, emisoras radiales y publicaciones impresas.
Pero ya se evidencia más diversificación, con la aparición de una prensa alternativa que, sin contar con el favor de quienes controlan esa ciudad, tiene un público cada vez mayor entre los cubanos y los no cubanos.
Este proceso migratorio, como habíamos explicado antes, estimulado por la Política del gobierno de los Estados Unidos, con la ya conocida Ley de Ajuste Cubano, que estimula las salidas de los cubanos a cualquier costo, al sentir que se les asegura allá la “Vida Eterna”, ha propiciado que se realicen un sin numero de estudios acerca de esa emigración, sus intereses e influencia de su comunidad en los países en que se ha radicado.
Estos análisis se han efectuado desde posiciones más objetivos, que recuerdan a los cubanos de dentro y fuera de la Isla la importancia de ponerse de acuerdo sobre algo fundamental: la necesidad de eliminar de una vez por todas el mito de la emigración cubana; pues uno de los elementos principales de la propaganda anticubana es la cuestión migratoria, la cual pretende presentar a los cubanos como una nacionalidad que se define por su ansia de abandonar la Isla y que ese fenómeno nació con la Revolución.
Se han realizado investigaciones que estudian en particular dos sucesos migratorios puntuales, el éxodo del Mariel y la Operación Peter Pan. El primero se estudió con amplitud en un período cercano a la ocurrencia de este evento, y sobre el segundo aparece un libro a finales de los 90. Los estudios del éxodo del Mariel muestran que estos emigrantes no gozan de los beneficios con respaldo jurídico legal que aquellos que emigraron antes y con posterioridad al Mariel y que alrededor del 48% de los que emigraron en esta etapa poseen antecedentes considerados antisociales, lo que generó una connotación negativa de esta emigración, al interior de la sociedad cubana.
Por su parte el libro sobre la Operación Peter Pan ofrece un amplio análisis, con pruebas documentales de cómo trascurrieron los hechos, sus actores y gestores principales.
Se ha estudiado también la composición de esa emigración en cuanto genero, grupos etáreos, y otras características fundamentales de las oleadas migratorias, y existen compendios de pronunciamiento de personalidades, resultados de reuniones efectuadas con la emigración y el gobierno cubano en diferentes encuentros, como el diálogo del 1978 y las tres conferencias “La Nación y la Emigración”.
Los Análisis antes mencionados tienen la característica de haber sido hecho desde varios puntos de vista, por estudiosos del tema como Antonio Aja, Miriam Rodríguez y Miriam Sofía Rodríguez Quintana, con trabajos sumamente relevantes, al igual que otros investigadores del Centro de Estudio sobre Migración (CEMI) y del Centro de Estudios sobre América (CEA).
Además, se podrían mencionar trabajos como los del ecuatoriano radicado en México René Patricio Cardoso y de cubanos radicados en el exterior como Luís Ortega entre otros.
Pero durante nuestras revisiones no hemos visto hacer un análisis histórico-evolutivo de cómo han influido los encuentros y conversaciones en la visión y forma de actuar de la emigración cubana hacia la isla y a su vez en la evolución de la política de Cuba destinada a la emigración; teniendo en cuenta que “…emigrar fue siempre para el cubano, apegado a su tierra y a sus tradiciones y poseedor de una singular nacionalidad, una decisión difícil y no exenta de traumatismos.”[xxii], y valorando además que han ido aumentando los asistentes a cada uno de los encuentros del gobierno cubano con los emigrados a pesar de las presiones que sufren, en especial los residentes en Estados unidos.
[1] Según Joaquin Arango, al referirse al pensamiento neoclásico sobre el tema migratorio, en su artículo “Enfoques conceptuales y teóricos para explicar la migración; publicado en UNESCO: Revista Internacional de Ciencias Sociales No.165 de septiembre de 2000, en la página 35, plantea que “… la migración es el resultado de una distribución geográfica desigual de la mano de obra y el capital. En algunos países o regiones esta mano de obra es escasa en comparación con el capital y, por consiguiente, su precio … es elevado, mientras que en otros países o regiones ocurre lo contrario; como resultado, se da la tendencia de que los trabajadores vayan de los países o regiones donde la mano de obra es abundante y los salarios bajos, a los países con escasez de mano de obra y salarios elevados, contribuyendo así a los factores de redistribución de los factores de producción y, a largo plazo, a la equiparación de los salarios de los distintos países y corrigiendo las desigualdades originales”. En ese mismo artículo el autor plantea que la nueva economía presenta una serie de mejoras a la teoría neoclásica. De entrada, la importancia central que tenían los diferenciales salariales se ve considerablemente disminuida, ya que estos no conducen necesariamente a la migración y no son por tanto indispensables para que se produzca. Además destaca el papel de las familias y las unidades familiares, hace hincapié en la importancia de los envíos de dinero y presta más atención a la información y a la compleja interdependencia entre los migrantes y el contexto en que la migración se produce.
[2] Explica Antonio Aja en su trabajo TEMAS EN TORNO A UN DEBATE SOBRE LAS MIGRACIONES INTERNACIONALES publicado en el Centro de Estudios de Migraciones Internacionales Universidad de La Habana. Julio 2004; El escenario de globalización asimétrica que profundiza las desigualdades en los niveles de desarrollo, aumenta la migración internacional y se produce una visión conflictiva de la inmigración en los lugares de recepción, a la vez que se resalta la oportunidad que supuestamente ofrece la salida de emigrantes para las sociedades emisoras y los actores de estos procesos. Sin embargo, riesgos inesperados amenazan los derechos de los individuos que migran y conforman una erosión de masa crítica de capital humano.
[3] Para Bueno Sánchez, Eramis; en su libro “Apuntes sobre la migración internacional y su estudio”, publicado en Ciudad de la Habana en Octubre de 2004, Pág. 27, Migrante es el individuo que realiza el movimiento migratorio, que puede hacerlo en más de una ocasión y se convierte en inmigrante con respecto al lugar de destino y residencia actual y emigrante con respecto al lugar de origen o residencia anterior.
[4] Serim Timar: Cambios de tendencia y problemas fundamentales de la migración internacional: una perspectiva general de las programas de la UNESCO. En: UNESCO: Revista Internacional de Ciencias Sociales No. 165. Septiembre 2000. Pág. 2.
[5] FNUAP: Estado de la población mundial 1999. Fondo de Población de las naciones unidas., Pág 26.
[6] United Nations Population Division. Internacional Migration 2002. Department of Economic and Social Affaire. http:/www.un.org/esa/population/publications/ittmig2002/Migration2002.pdf
[7] United Nations: Diccionario Plurilingüe; 1958; Pág. 58. Universidad de La Habana
[8] El estudio de la migración históricamente se ha desarrollado desde distintas perspectivas, por tal razón es posible encontrar un amplio espectro de teorías, tipologías y formas de operacionalización. Ello ha conducido con frecuencia, a los investigadores sobre el tema, a la percepción de que existe una crisis paradigmática, mientras otros autores abogan por su abordaje desde un sistema de teorías (como es el caso de A. B. Simmons, en su artículo Explicando la Migración: La teoría de la Encrucijada. Revista Estudios Demográficos y Urbanos (16); Vol 6 No. 1; Mexico 1993); y otros se apegan al reclamo de una nueva epistemología de la migración (por ejemplo H. Domenach: Sobre la migratología. Revista Notas de Población, CEPAL – CELADE, 67-68, 1998.)
[9] Aja, Antonio; Temas en torno a un debate sobre las migraciones internacionales; Centro de Estudios de Migraciones Internacionales; Universidad de La Habana; . Julio 2004
[10] Especialmente desde los años 70 del siglo XX, se ha producido un aumento de los movimientos internacionales de población que abarca todas las regiones geográficas. Las personas pueden desplazarse a un país vecino, o viajar hasta el otro extremo del planeta, pueden ser trabajadores y profesionales migrantes o refugiados. Es este el contexto internacional donde definitivamente la “selección selectiva” se instala en los años 80´, acompañando al cuestionamiento del Estado de Bienestar. La década del 90´ marca el incremento de esta perspectiva de selectividad ante los migrantes, con énfasis en el ángulo de la seguridad, a partir de la necesaria protección de la humanidad ante tres flagelos: el narcotráfico, el terrorismo internacional y el relativamente nuevo sistema del tráfico ilegal de personas organizado internacionalmente. A fines el siglo XX se puede encontrar un gran número de migrantes en países tan distintos como Costa Rica, Alemania, India y los Estados Unidos. El contexto se modificó de forma drástica, los cambios tecnológicos y en las comunicaciones no sólo facilitaron los desplazamientos sino que, además, permitieron a los migrantes mantener contactos regulares con sus comunidades de origen, al tiempo que posibilitan al futuro actor del proceso migratorio un acceso sin precedentes a la información sobre otros países. Aja, Antonio; Temas en torno a un debate sobre las migraciones internacionales; Centro de Estudios de Migraciones Internacionales; Universidad de La Habana; . Julio 2004
[11] Es evidente que el simple hecho de cruzar una frontera no significa que haya una migración; la migración según Bueno Sánchez, Eramis en su libro “Apuntes sobre la migración internacional y su estudio”, Ciudad de la Habana; Octubre 2004, Pág. 29, supone residir en el lugar a que uno se ha trasladado durante un mínimo de tiempo, cuya extensión puede variar, según las leyes establecidas por los países.
[12] Aja, Antonio; Temas en torno a un debate sobre las migraciones internacionales; Centro de Estudios de Migraciones Internacionales; Universidad de La Habana; . Julio 2004
[13] Aja, Antonio; Temas en torno a un debate sobre las migraciones internacionales; Centro de Estudios de Migraciones Internacionales; Universidad de La Habana; . Julio 2004
[xiv] Según explica Lourdes de Urrutia Barroso (Investigadora del Departamento de Sociología de la Universidad de La Habana), en su trabajo “Aproximación a un análisis del proceso migratorio cubano”, publicado el La Habana. 1995, hasta los primeros años del pasado siglo, a Cuba se le puede definir, en función de su crecimiento demográfico, como un país de inmigrantes, tomando en consideración su poblamiento en la etapa colonial, caracterizado por las continuas inmigraciones de peninsulares y la violenta trata de africanos y asiáticos (en menor grado) que conformaron los principales contingentes inmigratorios en esta etapa de nuestra historia, agrega en su estudio que las tres primeras décadas del siglo XX, correspondientes al período republicano, fueron de fuertes inmigraciones, en particular de españoles y antillanos, con un basamento fundamentalmente económico que esa situación sufre una notable variación a mediados de la década de 1930 y en adelante, lo cual se relaciona con las condiciones de inestabilidad política y económica del país.
[xv] Fuente: http://www.lanic.utexas.edu/~sela/AA2K2/ESP/cap/N65/cap65-0.htm.
[xvi] Desde el punto de vista de Antonio Aja en su trabajo TEMAS EN TORNO A UN DEBATE SOBRE LAS MIGRACIONES INTERNACIONALES publicado en el Centro de Estudios de Migraciones Internacionales Universidad de La Habana. Julio 2004; “Sobre los flujos migratorios se ha intentado actuar en función de objetivos de distinta índole. Los egipcios establecieron migraciones forzadas como reserva de mano de obra para sus construcciones faraónicas; los árabes acompañaron su expansión con movimientos migratorios de esclavos; los gobiernos europeos retenían selectivamente a su población durante la primera época de la colonización de América, para promover luego colonias de asentamiento y movilizar grandes masas de indígenas y de esclavos africanos como fuerza de trabajo; los turcos implementaron dentro de su imperio, una permanente migración selectiva para sus centros administrativos; las jóvenes repúblicas americanas promovieron, unánimemente, las grandes inmigraciones del siglo XIX”.
[xvii] Fuente: Robaina, Roberto. (Ministro de Relaciones Exteriores) Relaciones entre el país y la emigración. Estado actual y perspectivas. Conferencia “La Nación y la Emigración”. Abril 22, 23 y 24. La Habana, Cuba, 1994.
[xviii] Fuente: López Blanch, Hedelberto. Descorriendo mamparas: la emigración cubana en los Estados Unidos. La Habana: Editorial Plaza Mayor, 2001. – p.26.
[xix] Fuente: López Blanch, Hedelberto. Descorriendo mamparas: la emigración cubana en los Estados Unidos. La Habana: Editorial Plaza Mayor, 2001. – p.27.
[xx] Fuente: http://www.lanic.utexas.edu/~sela/AA2K2/ESP/cap/N65/cap65-0.htm.
[xxi] Fuente: http://www.lanic.utexas.edu/~sela/AA2K2/ESP/cap/N65/cap65-0.htm.
[xxii] Fuente: Robaina, Roberto. Relaciones entre el país y la emigración. Estado actual y perspectivas. Conferencia “La Nación y la Emigración”. Abril 22, 23 y 24. La Habana, Cuba, 1994.
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