lunes, 2 de noviembre de 2009

A un amigo en su dolor

Cuanto quisiera acompañarte en tu dolor…, que dolor tan insufrible el de perder una madre y más aún luego de haber sido condenado a no verla durante años.
Hoy , al recibir la noticia se me heló la sangre, creo que nunca me sentí tan cercana a ti Gerardo, abracé a mi madre con todas mis fuerzas y sentí que no sobreviviría a su ausencia, entonces, comprendí la grandeza de tu decisión, la grandeza de sacrificar hasta la cercanía de alguien tan especial por el bien común, la grandeza de mantenerse desde tu altruismo combatiendo sin cejar la injusticia que se ciñe sobre ti y tus cuatro hermanos;
Creo que también comprendí por que son hermanos, hay tareas que no se pueden llevar solos sobre la espalda, hay tareas que necesitan del apoyo de muchos, de la compañía de un pueblo entero.
Hoy, en medio del dolor creciste ante mis ojos, más allá del héroe, creciste cómo hombre grande que eres. Por mi mente un destellos de Justicia pasó … ¿sería San Obama, ahora Nobel, capaz de permitir a un hombre de tu estirpe despedirse de su madre?... Pero pronto desperté ¿por qué soñar con imposibles? Si estoy segura de que tu tienes bien definida tu misión, mantenerte , igual al Che, sobre el “Costillar de Rocinante”, librando nuevas batallas.

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Soy una madre cubana feliz