miércoles, 4 de mayo de 2011

La Cruz de Ana


Ana Coca cada año expone y adora en su casa su Cruz de Mayo, es esta una celebración que se realiza en muchas partes del mundo, pero que para esta mujer cubana tiene una significación diferente. Ana vive en el barrio La Corbata, en el municipio Playa, al oeste de la Provincia  La Habana y carga con una tradición familiar que se ha transmitido de generación en generación.

 La festividad de la Cruz de Mayo fue traída a esta parte del continente americano, al igual que otras celebraciones tradicionales, por los sacerdotes y conquistadores españoles, quienes conmemoraban el 3 de mayo, el hallazgo en el año 324, por parte de Santa Elena, madre del emperador Constantino, de la cruz donde murió Cristo.


Sin embargo estudiosos de las costumbres europeas aseguran, que antes de este suceso, los pobladores de ese continente, realizaban, en esa fecha, rituales para festejar la llegada de la primavera.

Lo cierto es que en Cuba estas celebraciones tienen su máximo exponente durante las Romerías de Mayo en Holguín, pero no es esta la única ciudad donde se festeja. Ana Coca, nació de Villa Clara, su familia ha pasado la Cruz de generación en generación  y es a ella a quien le ha tocado la responsabilidad  este año y los sucesivos de preparar las festividades.

Para Ana esta, su Cruz, vino del Congo y aunque de esto no tenemos seguridad, lo que si es cierto es que la costumbre ya era practicada por sus ancestros, negros esclavos,  que posiblemente tuvieron que asumirla en su cultura por la imposición de los amos españoles, y quizás sea por eso que en esta pequeña casa habanera, los coros dedicados a la Cruz de Mayo sean cantos congos  con una muestra muy atípica del sincretismo religioso donde confluyen toda una serie de expresiones culturales que tienen que ver con el espiritismo cruzado y el espiritismo como tal.
La fiesta comienza el día 2, cuando se saca la Cruz de mayo, confeccionada de madera y ya desgastado por el paso de los años, ese día en la noche se monta un trono en la casa y se realizan ceremonias a los Santo congos que se ubican al pié de la Cruz, previamente cubierta por paños blancos. Nueve jornadas duran los toques y celebraciones con presencia de lo congo, palo y yoruba,  una conjunción muy peculiar que tipifica la expresión de la fiesta, preservada por más de un siglo fiel a sus cánones tradicionales.

Estas celebraciones cierran con una procesión, momento después del cual Ana devuelve, junto a su familia, la cruz a su lugar, con la confianza de que sus pedidos por la buena salud y fortuna de sus familiares y allegados lleguen a hacerse reaidad.


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Soy una madre cubana feliz