miércoles, 3 de abril de 2013

El derecho a vivir



Por: Elena Iglesias Cuesta (elena@rcoco.icrt.cu)
En La Habana, la vida es más rica de lo que cualquiera puede imaginar y está matizada de historias que como esta, pueden ser más o menos comunes, pero todas igual de interesantes, atractivas o conmovedoras.

Esta es la de un niño, que como tantos otros, tuvo la suerte de nacer en Cuba, donde todos los pequeñines tienen el derecho a vivir.
Comenzó cuando un eco fetal practicado a las 27 semanas de embarazo le diagnosticara a la joven mamá  Yamisley, que el niño padecía una cardiopatía congénita.
“…a los seis meses y medio de gestación descubrieron que mi bebé era un cardiópata, me decían que venía con una transposición de los grandes vasos y que no se observaba la crucecita del corazón”
Proporcionarles a nuestros niños seguridad y bienestar, lidera cada acción y cada programa establecido y subsidiado por la revolución, pues ellos son nuestro mayor tesoro, de  ahí que el seguimiento del embarazo a través del Programa Materno Infantil, hizo que este llegara a su feliz término y viera la luz Osdanis,
Luego del nacimiento, la práctica de un nuevo eco fetal, ratificó las sospechas médicas, el bebé padecía de una anomalía en su pequeño corazoncito y con solo ocho meses  comienza a sentir los fuertes embates de la enfermedad.
“… el niño padecía fuertes crisis de hipoxia, se descompensaba mucho, se ponía cianótico completo, quedaba desmayadito, sudaba frío, las uñas se les ponían negras y chillaba mucho” 
Momentos difíciles vivió la pareja de Osdamis y Yamisley, quienes llegaron al Cardiocentro  Pediátrico William Soler de Altahabana con el pequeño Osdanis en los brazos casi sin vida, según afirma su propia mamá.
“… llegamos al cardiocentro con nuestro bebé casi sin vida, ya nos estaban esperando… él comenzó a hacer crisis a repetición y lo llevaron a terapia intensiva, el niño estaba muy mal, muy descompensado estaba grave y los médicos nos dijeron que había que operar de inmediato, porque mi bebé ya  no tenía oxígeno”


“… teníamos dos caminos, operar o esperar un desenlace que podría ser fatal,…, nosotros teníamos confianza en los médicos, ellos son los especialistas y saben lo que hacen,…entonces decidieron llevarlo urgente al salón, comenzaron la operación a las 11:30 de la mañana y duró cerca de cuatro horas”
La pericia  y el desempeño del colectivo médico en el Cardiocentro, devolvió la vida al hermoso Osdanis, un niño cuyo final podría ser diferente de no haber nacido en Cuba.
El duro proceso ya casi forma parte de la historia y es entonces cuando la joven doctora Dunia Benítez Ramos, jefa de la sala de hospitalización del William, quien integra el equipo que practicó la cirugía,  cuenta con gran exactitud y elocuencia los motivos de la crisis del niño-
“…se trata de un paciente de ocho meses de edad con un diagnóstico prenatal de TGA, es decir Transposición de Grandes Vasos, lo cual posteriormente se confirmó como una Tetralogía de FALO”
“…evolutivamente es un niño que ha cursado con cianosis y fuertes crisis de hipoxia, producidas porque las características de esa cardiopatía provoca un engrosamiento a la salida de la arteria pulmonar que irriga de sangre este órgano y sufre espasmos que se traducen en esas crisis comprometiendo la vida del niño”     
Con lágrimas en los ojos y las palabras entrecortadas, Yamisley, la mamá de Osdanis, expresa su agradecimiento por tanto empeño y entrega a una labor que solo con amor y altruismo alcanza su mayor éxito.
“…entramos, pero no sabíamos cuando y cómo íbamos a salir:; pero nos hemos sentido bien, tenemos buen trato, buenas condiciones”
“…las doctoras, los médicos, las enfermeras muy buenas, muy cariñosas, muy preocupadas. Los custodios también, ¿cómo está el bebé?, ¿cómo salió, cómo se siente?
:”Muy bien, en realidad todo ha sido perfecto” “…y ya cuando vi a mi bebé que todo salió bien y estaba en recuperación todo fue alegría y ya cuando me lo entregaron hoy eso fue, vaya…”
Nuestro reconocimiento a la labor diaria del colectivo del Cardiocentro Pediátrico William Soler de la localidad habanera de Altahabana,  donde más de 400 trabajadores, se entregan cada día a su quehacer, para que niños como  Osdanis de Jesús y otros tantos que padecen cardiopatías congénitas, disfruten en Cuba del Derecho a vivir.

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Soy una madre cubana feliz